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AMPLIANDO EL REPERTORIO Y CONOCIMIENTO EN LA DANZA Y LA PRODUCCIÓN

Clase de laboratorio danza improvisación – 2024

Como bailarines, productores y artistas escénicos en general debemos estar en un constante redescubrimiento del arte que hacemos y así mismo encontrar esas formas de ampliar nuestro conocimiento y empapar de nuevas vías, formas, técnicas y acciones nuestro repertorio personal.


Yo, Carolina, he sido bailarina durante mucho tiempo, sin embargo, he bailado a través del repertorio del otro, el repertorio que me daban y no cuestionaba, el repertorio que ya existía y yo no tenía que explorar. Esto fue así hasta que entré a la carrera de artes escénicas y comencé a entender que la mejor forma de honrar tu danza es nutriéndola y llenándola de conocimientos y experiencias personales que te permitan entender que tu danza debe ser única y que esta existe contigo para bailar tu vida, no la de los demás.


Gracias a esto entendí que como bailarina debía explorar y aprender del mundo para así ampliar mi repertorio ¿pero cómo hago eso?, durante los semestres que cursé en la carrera encontré muchas respuestas en el laboratorio de danza improvisación, que me permitieron conocer a la Carolina autentica en la danza, me permitió conocer cuál era mi repertorio de movimiento en la danza y entender que este, en su mayoría, venia de lugares externos a mí, lugares que yo no había explorado, por lo que empezó una necesidad de ampliar esos conocimiento a través de la exploración personal durante la clase de danza improvisación. Me he permitido pasar por varios matices que me han llenado de conocimientos nuevos, pero lo he hecho de una forma inconsciente.
Al entrar al laboratorio de danza improvisación en mi octavo semestre, sabía que quería entender cómo podía nutrir mi repertorio, cual era mi proceso para hacerlo y qué me podía ayudar a hacerlo mejor.


Si hay algo que jamás pensé que me ayudaría a encontrar estas respuestas, fue la danza contacto, a la que siempre le tuve un poco de reparo, posiblemente porque no sentía que tuviera suficiente repertorio personal para investigar con otra persona. Lo irónico de esa declaración es que uno de los ejercicios que más me han alimentado de conocimiento ha sido el contact improvisation. Con la guía de la maestra Natalia Orozco durante las clases y de algunos referentes como Steve Paxton, hemos podido desmenuzar esta técnica y entenderla poco a poco a través de la práctica.


¿Cómo la danza contacto empezó a alimentar mi repertorio? bueno, a través de la exploración con otros cuerpos, he entendido que no solo se trata de ampliar tu repertorio, esto debe venir acompañado de varios aspectos que me ayudarán en el proceso, por ejemplo, la consciencia corporal y el aprender a responder de manera intuitiva el movimiento de otro bailarín. Estas son herramientas que la danza contacto te permite obtener de una forma bastante clara a través de la constante practica con el otro, el nunca poder anticipar que va a hacer mi compañero, me permite tener una atención y una disposición corporal que obliga a mi cuerpo a buscar nuevas vías de respuesta a ese movimiento externo.


Otro aspecto que me ha ayudado mucho es redefinir el concepto de danza y buscar bailar desde la cotidianidad. Algo muy interesante que sucedió durante el primer corte, fue ese primer parcial, que, en algunos casos, tomó lugar en espacios de la universidad muy concurridos por estudiantes viviendo su normalidad. La observación de este ejercicio, me permitió entender que a veces en la danza las cosas más significativas vienen de las acciones más normales y de los comportamientos más humanos, dirigidos hacia otra energía y disposición.


Ahí llegó mi primera herramienta, la cotidianidad, que me permitió ser consciente que estaba ampliando mi repertorio por medio de la expansión de mi concepto de danza y dejando entrar nuevas herramientas, acciones y practicas a mi arte a través de la simplicidad del entorno, ampliando el globo de lo que la “danza” significa dentro de mí y permitiendo que ese concepto, no solo cambie, sino que también se nutra.


Luego llegó el aburrimiento, si, el aburrimiento. Como en cualquier actividad que repetimos varias veces en nuestra cotidianidad, al bailar también nos podemos aburrir cuando entramos en cierta monotonía de movimiento, y si logramos utilizarlo a nuestro favor, lo podemos convertir en una gran herramienta para encontrar nueva información corporal. En el tercer corte del semestre, tuvimos una clase donde utilizamos tapones de oídos para cancelar cualquier tipo de sonido que viniera de nuestro entorno. “Exploren el aburrimiento, habiten en el” nos dijo Natalia antes de comenzar el ejercicio. en un principio no entendí a qué se refería con este comentario, sin embargo, a mitad del ejercicio entendí porque lo dijo. Como artistas escénicos, estamos muy acostumbrados a utilizar el entorno como fuente de inspiración para crear. El sonido es una de esas fuentes principales, por eso, al bloquear este recurso inagotable, la inspiración tiende a flaquear un poco por la falta de estímulos. Pero ¿cómo limitar los recursos de inspiración, puede ampliar el repertorio de un bailarín? Bueno, resulta qué por instinto, tendemos a buscar siempre nuevas vías para dejar de estar aburridos, por ejemplo, si estás en la sala de espera de un banco y no te dejan usar el celular mientras esperas tu turno, es muy posible que a partir del aburrimiento que te va a causar la larga espera solo y sin entretenimiento, encuentres el papel de una factura en tu bolsillo y empieces a jugar con él, haciendo origami, rompiéndolo, rayándolo…etc., y logrando así salir del estado de aburrimiento. Kierkegaard en su investigación “O lo uno o lo otro”, habla del aburrimiento como un desafío existencial y expone la importancia de siempre salir de ese estado, menciona que siempre se debe buscar hacer algo, no importando lo absurdo que sea, pero buscando no ser ocioso. (Kierkegard,1843)
En la danza también es posible entrar en este estado, cuando se entra en lugares monótonos de movimiento y no se tienen suficientes recursos para buscar inspiración externa, la corporalidad y el repertorio personal empiezan a explorar con esa falta de inspiración y empiezan a buscar dentro de sí, lugares de movimiento a los que pueda ir a indagar. De esta forma, logré llegar a nuevas posibilidades de movimiento y así mismo ampliar mucho más mi repertorio.


En la producción escénica, el proceso de ampliar el conocimiento es diferente. Desde un principio, cómo productora, debes tener claros los conceptos y procesos que se deben implementar para llevar a cabo una obra, pero, una cosa es decir…y la otra hacer. La mayoría de los conceptos que existen en la producción están basados en obras convencionales, obras que normalmente tienen los mismos requerimientos, problemas y soluciones, por lo que el conocimiento que se aprendió a través de la teoría funciona para llevar a cabo un proyecto correctamente.


Como menciona Allyson Massiel en la tesis para la Pontificia Universidad Católica del Perú “Es importante la figura de la producción en un proyecto, no solo por los procesos que crea, sino por los conocimientos que trae para la creación de los mismos. Un productor que desempeña con destreza su papel, es un profesional que tiene un abanico de saberes previos para poder ejercer su profesión, la cual requiere de una combinación de conocimientos para poder tomar decisiones. Es incluso, muchas veces, la mente que desarrolla la idea, quien crea desde las variables de lo concreto en lugar de la ficción, y quien genera procesos y se hace responsable por la materialización de la idea” (Espinoza Nicho, 2021, p.19).


Pero ¿Qué pasa si debo producir una obra que no sigue con las reglas convencionales y necesita todo un mundo diferente de requerimientos para que funcione?
Una de las habilidades que cualquier productor debe tener presente en todo momento es la capacidad de adaptación, saber adaptarse al entorno que lo rodea es algo esencial para llevar a cabo cualquier proyecto, pero ¿qué pasa si la teoría que tengo se queda corta para elaborar un proyecto no convencional?, bueno, ahí es donde la práctica cobra sentido. No existe otra fórmula más allá del hacer para resolver dudas o problemas, haciendo es donde vamos a encontrar las respuestas a lo que necesitamos.


Ahí está la primera herramienta para ampliar el conocimiento cómo productora, el hacer, hacer sin saber al cien por ciento que se está haciendo, ponerme en problemas y usar la presión a favor. Si voy a producir una obra al aire libre que requiere de un equipo de sonido que funcione para un parque gigante, ¿qué debo conseguir para llevarlo a cabo? ¿qué debo tener en cuenta?, es posible que estando al aire libre pueda llover y aparte de las extensiones y los equipos, lo más posible es que tenga que encontrar algún material que me ayude a resguardar los equipos para las funciones. Tener que estar en la jugada, presente y haciendo posible esas cosas que parecen imposibles, me permite como productora ampliar mis conocimientos y así mismo adquirir herramientas que luego voy a poder aplicar en futuros proyectos.


Por otro lado, existe otra herramienta que cómo productora sé que es frustrante, pero al mismo tiempo muy poderosa para encontrar nuevas vías de conocimiento, el error. Equivocarse significa tener que buscar soluciones funcionales e inmediatas, esto ayuda a que el cerebro encuentre nuevas vías posiblemente no convencionales pero efectivas para corregir cualquier imprevisto. En la danza, el error es un elemento que debemos redefinir y entender como bailarines, sin embargo, en la producción, el error siempre va a estar presente, hace parte del trabajo, y el error acompañado de varios aspectos como la presión o el miedo, pueden lograr que como productora se consiga mantener al cerebro pensando en nuevas ideas, vías y soluciones para hacer cada vez más lógico el trabajo de un productor, gracias a esta herramienta tan poderosa, es posible ampliar el conocimiento dentro de la producción.


Dentro de este campo de trabajo, existen muchas herramientas que a través del tiempo ayudan a mejorar cada vez más y a entender la producción de una forma más profunda, sin embargo, a través de la experiencia que he tenido como productora durante los últimos años, he entendido que lo que más va a contribuir con el entendimiento y crecimiento de conocimiento dentro de esta área, es practicar a través del hacer, lanzarse y afrontar puestas en escena con la seguridad que como productores siempre se va a encontrar una respuesta, solución o alternativa para las necesidades que la obra te pida. En la danza, la inspiración y recolección de repertorio nuevo, viene del entorno, el contexto y las posibilidades que este propone: la cotidianidad, el espacio, el aburrimiento, la música, el silencio…sin embargo, estas fuentes de inspiración no vienen solas, como bailarines, debemos desarrollar una disposición al entorno, apta para recibir todos estos estímulos y que funcionen para nuestro repertorio; es tener la mirada abierta hacia lo externo y la disposición de recibir lo que me quiere proponer mi entorno y aplicarlo a mi danza.

BIBLIOGRAFIA

  1. Kierkegaard, S. (1843). O lo uno o lo otro (E. Hohlenberg, Trad.). Reitzel. (Trabajo original publicado en 1843)
  2. Espinoza Nicho, A. M. (2021). El rol del productor escénico en Lima en la co-creación de la cultura de trabajo, en lo referente al proceso de creación y producción del Proyecto de Artes Escénicas PUCP en el Penal Modelo Ancón II [Tesis de licenciatura, Pontificia Universidad Católica del Perú]. Repositorio PUCP

LO EXTRAÑO EN EL MOVIMIENTO

Clase laboratorio danza improvisación – 2023

En este ensayo quiero retratar cual fue mi búsqueda durante sexto semestre en la clase del laboratorio de danza improvisación y así mismo, explicar cómo mediante diferentes estrategias propuestas en la clase generé la duda por lo extraño en el movimiento y lo que esto significa. Durante la clase, me permití a través del movimiento, crear nuevas preguntas y resolverlas por medio de la práctica.


En el tiempo que llevo como bailarina, uno de los rasgos más representativos en mi danza ha sido la necesidad de ser fiel a la técnica y a lo que dicta la regla. Esta era una forma de asumir la danza que me permitía crear y bailar desde una perspectiva tradicional, pero buscar esa perfección limitaba mis posibilidades.


Cuando entré a la carrera en 2021, estos ideales de perfeccionismo en la danza se empezaron a desdibujar. Quería saber cómo podía dar un siguiente paso, como podía ser más libre con mi danza, exploré como podía llevar mi proceso a lugares que a mí me gustaba denominar abstractos o raros, sin embargo, seguía sintiendo que la técnica era muy importante, por lo que empezó una batalla interna entre la técnica y la libertad de creación. Esta pelea interna continuó hasta que entendí que para adentrarme en una cualidad más extraña no era necesario abandonar lo que ya sabía, por el contrario, aprovechar lo que ya tenía interiorizado era la mejor forma de explotar mi movimiento y encontrar nuevos caminos de creación.


En un principio trabajar con esta pregunta no fue fácil, puesto que no estaba acostumbrada a salir de mi zona de confort, sin embargo, empecé a entender que no hacer caso a los impulsos que tenía mi cuerpo al moverse, me ayudaba a encontrar nuevas formas y vías para expresarme. Al bailar, nuestro cuerpo crea patrones de movimiento que suelen repetirse hasta convertirse en lo normal. Por ejemplo, al girar he tenido la tendencia a mover la cabeza, hacerlo consciente me permitió parar estos impulsos para descubrir otros.


Por otro lado, existen algunos factores externos a la danza que hacen que la exploración pueda variar; recuerdo que identifiqué que, para mí, bailar con el pelo recogido era una necesidad, y hacerlo de otra forma era sinónimo de incomodidad, por lo que decidí soltarlo durante las clases. Al hacer esta exploración agregando un elemento “extra cotidiano” e incómodo, en este caso, soltar el cabello, logré entrar en lugares diferentes a los que siempre acostumbro, me sentí extraña durante la improvisación e incluso fuera de mi misma. En principio, bailar en un estado tan fuera de la normalidad propia, se puede sentir incorrecto o inútil, sin embargo, cuando terminé de explorar, entendí lo mucho que el estar expuesta a nuevos estímulos pudo cambiar mis aproximaciones al movimiento y me permitió comprender lo sencillo que es salir de la normalidad y llegar a la extrañeza. Así entendí que la percepción de lo extraño dependía de mis experiencias personales y logré identificar varios elementos que me llevaron a un lugar extra cotidiano en la danza y a lugares abstractos en la improvisación.


Phelan (1996) señala que lo extraño en la danza puede venir de conceptos como la fragmentación en el movimiento y la incapacidad de reproducir otros performances y afirma que, durante un performance o una improvisación, se busca desafiar las jerarquías sociales y culturales para permitirse crear desde lo desconocido o extraño. Existen varios conceptos clave que Phelan menciona para lograr entrar en este estado, que se deberían aplicar a la hora del performance para lograr una extrañeza al danzar: jugar con lo visible y lo invisible, lo extraño a veces permanece oculto y en la danza es justo eso que está escondido lo que amplía las posibilidades interpretativas; por otro lado está el cuerpo como motor emocional, la danza se utiliza para comunicar eso que a veces a través del lenguaje verbal se puede quedar corto, por lo que es común que pueda surgir una extrañeza al comunicar una emoción con todo el cuerpo.


Durante el primer corte, trabajamos con el peso, rodar, caminar y demás conceptos que, aunque parecen bastante simples, eran una propuesta para reencontrarse y crear desde lo más básico, que, para mí, es el lugar más real para descubrir elementos. Pasar por conceptos básicos me ayudó a explorar mi pregunta por lo extraño ¿Cómo desarrollo algo que no hace parte de mi normalidad en la danza a partir de algo que si lo es? Bueno, durante el semestre descubrí que una de las herramientas más poderosas para encontrar la extrañeza es la simplicidad. Puede sonar contradictorio, pero a través de las constantes búsquedas que tuve durante las clases, entendí que alterar ligeramente la realidad en la que vivimos, nos abre un universo de posibilidades para encontrar lo extraño.


Para tener estos descubrimientos, primero empecé a indagar mi normalidad fuera de la danza, ¿cuáles son mis rutinas diarias? ¿cómo camino por la calle? ¿Cómo reacciono a los estímulos que me rodean?, fueron preguntas que empecé a hacerme y esto me ayudó a alterar esas pequeñas normalidades que ya tenía tan instaladas en el cuerpo. Pero ¿Cómo entender mi cotidianidad me ayudó a encontrar lo extraño en la danza? Con el proceso que tuve los últimos años dentro de la danza improvisación descubrí que la inspiración no tiene que venir de los lugares más técnicos o difíciles, por el contrario, mi exploración se profundizó más, cuándo tuve como base las cosas más simples de mi danza y mi cotidianidad, de esta forma encontré con más facilidad formas de llegar a una extrañeza.


Recuerdo muy bien como en el segundo corte trabajamos con la danza contacto, nunca he sido tan cercana a esta técnica puesto que siempre he sentido la necesidad de que esta surja espontáneamente, sin embargo, fue muy interesante llevar esta pregunta por lo extraño a la práctica de contact improvisation puesto que mi pregunta se nutrió a partir de un intercambio de conocimientos y de energía con el otro. Al observar y sentir al otro encontré muchos lugares de inspiración y me permití llevarlo a mi propio lugar de exploración. Es muy poderoso tener el cuerpo y la mente dispuestos a la escucha del movimiento del otro, estar atenta a lo que los demás tienen para darme y dispuesta a darle a los otros. Hay algo muy poderoso en esta práctica y es, que, aunque sea un intercambio de conocimientos, las conversaciones que se crean a través del cuerpo son completamente espontaneas; no saber qué va a hacer la otra persona, implica estar siempre preparado para responder y seguir la interacción, por lo que, a partir de la incertidumbre, es posible entrar en lugares extraños e incómodos de la danza que permiten continuar el diálogo.


Por otro lado, fue un trabajo mental, en el que debía comprender y hacerle entender a mi cuerpo que podía dejar ir estímulos y restricciones, para darle paso a nuevos entendimientos y estructuras en la danza. Ignorar esos movimientos conocidos por mi cuerpo que se convierten en impulsos y costumbres, me sirvió para explorar otros lugares de movimiento y para llevar mi danza a lugares a los que no solía ir como la cotidianidad, pues como mencioné anteriormente; a veces en la danza las cosas más significativas vienen de las acciones más conocidas y los comportamientos más humanos, puestos a disposición de la danza.


Aunque en principio la pregunta por lo extraño en el movimiento fue difícil de explorar, al final del semestre, pude ser consciente que encontré en la clase muchas formas de retarme en mis patrones y costumbres y salir de mi zona de confort: la incomodidad, la simplicidad, la cotidianidad, la observación y la interacción con otros, me permitieron darme cuenta que en la danza y en el movimiento, existen “rituales” físicos y mentales que pueden afectar el proceso creativo, y que de vez en cuando es importante hacerlos conscientes para hacer cambios en los que se enconde lo extraño en el movimiento.

BIBLIOGRAFIA

  1. Phelan,P.(1996).Unmarked: The politics of performance.Routledge

ALEJANDRO GÓMEZ

Carolina Restrepo ha sido una de mis compañeras más cercanas desde que iniciamos la carrera, entramos al tiempo y compartimos algunas clases como Elementos de Puesta en escena, desde ese momento podía notar que Caro atravesaba esta carrera con una pasión gigante, cada ejercicio o trabajo significaba para ella una oportunidad de crear algo hermoso, y que se conectara con su ser, podía ver que Caro tenía sueños muy grandes y todos los días remaba hacia ellos. Esto convertía a Caro en alguien que siempre tenía un pedacito de su corazón a la vista de todos, se mostraba vulnerable y honesta. Así la recuerdo en nuestros primeros semestres durante la pandemia: alegre, tierna, apasionada y sin saber lo que nos esperaba al iniciar el ciclo profesional.


En nuestro tercer semestre Caro se convirtió en un apoyo gigante para mi proceso, coincidimos en la Técnica Básica de Contemporáneo con Hilse León y Leonardo Girón, una asignatura en la que, sin conocer la experiencia previa de Caro en la danza, pude ver un cuerpo sumamente inteligente, ágil y moldeable, con muchos principios técnicos arraigados, una capacidad de comprensión muy veloz y una muy buena memoria para las secuencias. Mientras que yo, sentía mucha presión y dudaba constantemente mis habilidades y mi fortaleza para continuar, pero cada vez que me fijaba en Caro, quien en todas las clases se retaba a realizar los ejercicios, incluso los más acrobáticos, sin importar cuánto miedo podía generarle, ella siempre se lanzaba a probar y yo siempre podía ver que se divertía, Caro era una compañera que usaba las clases como una excusa para hacer lo que más le apasionaba, para cumplir sus sueños, y esa motivación era una que ningún obstáculo le iba a poder arrebatar, y era una motivación que se impregnaba en sus compañeros impulsando a todo el grupo a avanzar.


Más adelante cuando volvimos a encontrarnos en el ensamble de In-nocens dirigido por Humberto Canessa, note la madurez y rigor que Caro había construido en los semestres que habían transcurrido. Seguía viendo una gran claridad corporal y una presencia escénica que eran innegables, a lo largo este proceso, Caro no solo demostró una técnica impecable, sino también una capacidad única para transmitir emociones a través de su cuerpo, conectándose profundamente con la esencia de la obra y apropiándose de esta. Además, fue evidente su pasión por la coreografía, aportando ideas y perspectivas que enriquecieron el proceso de creación. Caro no solo se involucraba desde la interpretación, sino que también tenía un ojo crítico y creativo que la posicionaba como una mente coreográfica en potencia.


Durante ese semestre, además, Caro no solo destacaba en su propio trabajo, sino también en la forma en que apoyaba a sus compañeros. Era común verla dar sugerencias constructivas, ofrecer ayuda con pasos o secuencias que otros no lograban entender y, sobre todo, compartir su entusiasmo y energía positiva en cada ensayo. Caro tenía la capacidad de hacer que los demás se sintieran parte de algo más grande, fomentando un ambiente colaborativo en el que todos podíamos crecer. Es fácil imaginarla en el futuro consolidándose como coreógrafa, creando obras que sean no solo técnicamente brillantes, sino profundamente conectadas con su sensibilidad y visión artística.


En ese entonces veía en Caro una fisicalidad muy vertical y lineal, yo lo relacionaba con su entrenamiento en ballet, lo cual le daba una elegancia particular y una precisión en cada movimiento. Sin embargo, con el tiempo, noté cómo comenzó a explorar y diversificar su lenguaje corporal. Caro empezó a incorporar una mayor fluidez, a romper esas líneas que antes la caracterizaban y a jugar con la gravedad de una manera más orgánica y arriesgada. Recuerdo vívidamente verla en el ensamble de Strasbourg, acompañado por Jenny Ocampo, y quedar anonadado cuando desde el público vi su cuerpo transformarse, manteniendo su precisión y claridad, pero con cualidades completamente nuevas y totalmente apropiadas. Esto reflejaba no sólo un crecimiento técnico, sino también un deseo constante de aprender y evolucionar como intérprete y creadora.


En nuestro último semestre, tenemos el gusto de compartir en ensamble Diamond dirigido por Yovanny Martinez, aquí veo a Caro transformarse aún más como artista. Su capacidad para integrar diferentes disciplinas y explorar su creatividad en proyectos de dirección y creación personal es impresionante e inspirador. Su pasión sigue siendo el motor principal de todo lo que hace, pero ahora la combina con un enfoque más maduro y reflexivo. Durante este proceso disfruto constantemente de su compañía para poder arriesgarnos a crear secuencias alocadas, pensar en pasos imposibles, atrevernos a hacer que cada coreografía sea una que nos encante. Es claro para mí que Caro no solo trabajaba para cumplir sus metas individuales, sino que también buscaba construir metas que la conecten con los otros, ya sea a través de su movimiento, sus ideas o su manera de comunicarse.
Caro es una persona que inspira, no solo por su talento y dedicación, sino también por su generosidad y la manera en que contagia su amor por lo que hace. En retrospectiva, puedo decir con toda seguridad que compartir este camino con ella ha sido un privilegio. Agradezco su risa, sus enojos, su compasión, su compromiso, su cariño, agradezco profundamente haberme cruzado con Caro y que me haya permitido hacer parte de su proceso, así como ella ha hecho parte del mío como estudiante y como persona, y estoy seguro de que seguirá impactando positivamente a todos los que tengan la oportunidad de trabajar o aprender a su lado. La invito a que confíe en su integridad como artista, que confíe en sus capacidades, que siga arriesgándose y, sobre todo, que siga creyendo en divertirse, en su ser genuino y en su honestidad como su fuente principal al momento de crear.
Lo mejor aún está por venir, el mundo necesita de almas como la tuya.
Con todo mi cariño, Alejandro Gómez

 

LAURA GUZMÁN

Carolina es una mujer que la definen los virtuosismos, es una creadora que tiene una gran afinidad con la sensibilidad, con la escucha aguda y los impulsos honestos. Ella es su cuerpo. Un cuerpo celestial que responde a las pulsiones que le genera el mundo, ella es en sí una construcción afectiva del mundo.
Carolina tiene la habilidad de reorganizar las estructuras preestablecidas de proyectos, ideas, montajes, equipos y producciones. Es una extranjera que en cada trabajo que ejerce marca su territorio y establece su propia noción de pertenencia, familia y hogar.
Cada vez que la veo gestando sus ambiciones, tengo la certeza de que Carolina es un organismo que le permite a nuestro sistema escénico funcionar de manera impecable, para que cada artista y el entorno que lo rodea tengan luz.
En medio de tanta grandeza y virtuosidad a veces Carolina solo es Caro, la humana, emotiva y sincera Caro.
Compartí con Caro muchos espacios de creación a lo largo de nuestras carreras, pero nuestro primer encuentro fue la puesta en escena de Repertorio de la Danza, un espacio que podría pasar desapercibido en nuestra historia, pero que jamás podría considerar irrelevante ya que ahí surgió nuestro relacionamiento como colegas. Cuando conversábamos, Caro tenía una fuerte inclinación hacia las danzas clásicas y contemporáneas, que luego se fue transformando en el momento que abrió su espectro a otras fuentes y referentes, que despertaron su interés por las diversidades corporales a nivel conceptual y teórico. En la práctica, nos vinimos a cruzar el siguiente semestre en la Técnica Básica de Jazz y Tap, la cual me permitió conocer la rigurosidad y ambición con la que trabaja y se entrena Carolina, a tal punto de siempre querer tenerla al lado para contagiarme de su concentración y empeño. Ella tiene una recepción impresionante con los temas que desconoce y sin duda, con los que conoce también. Como compañera de clase, siempre he admirado su capacidad de retención y asimilación de cada novedad en el conocimiento.
Cuando empecé a conocer a Caro no solo como colega sino también como persona, me di cuenta que Caro es una creadora radical con los detalles y las imágenes, le generan incomodidad los movimientos que no tienen proposición, los espacios escénicos que no se desfogan y no se rigen por el sentir. Es por ello que sus proyectos han encontrado un motor corporal proveniente del pecho y las extremidades de su cuerpo que le permitían arder con el fuego de su emotividad, sin dejar fugar ningún detalle en la expresividad y las narrativas. Luego de compartir este espacio en el que Carolina fue una mariposa del movimiento, ligera, libre y viva, compartimos también el ensamble de Danza Contemporánea “In-nocents” dirigido por Humberto Canessa, a lo largo del proceso de este ensamble ella irradiaba seguridad y apropiación, pues la técnica del maestro Humberto resonaba con la cualidad de su danza, esto hizo que pudiese llevar su movimiento a sus máximas capacidades en cada sesión, además, continuó expandiendo y construyendo su gestualidad, ya que era una bailarina que no priorizaba necesariamente su rostro como foco de atención, sin embargo, durante este ensamble su danza permeó cada minucioso rincón de su cuerpo, permitiendo que los ojos, los músculos de la cara y cada elemento de su cabeza fuesen partes danzantes también. El siguiente semestre fue el semestre de los riesgos, Caro y yo compartimos nuevamente una técnica juntas, Técnica Básica de circo, el lugar de la complicidad.
Ella se vio enfrentada a uno de sus grandes miedos: las alturas. Recuerdo con mucha claridad una sesión en la que Caro subió a los hombros de su compañero y el profesor Leonardo Girón le sugirió soltar sus manos para tener más alcance, Caro cerraba sus ojos y decía la palabra “no” repetidas veces, luego de darse cuenta que su palabra era la única limitante en su acción, tomó un respiro y soltó las manos. Fue una decisión propia, nadie más volvió a insistir, ella sola dio el salto de fe. Y esas han sido últimamente las decisiones artísticas, compositivas y creativas de Carolina, saltos de fe en precipicios de riesgo, ella es una artista con la capacidad de crear escenarios de trance y ventura para llenar sus creaciones de elementos espontáneos y sorpresivos con movimientos súbitos, decisiones inmediatas, relación con su estructura ósea y la disociación de sus extremidades. Pude reafirmar ese cambio radical de actitud y propiocepción en nuestro último semestre de la carrera dentro del Laboratorio de Improvisación, en el cual Caro tuvo un gran desempeño a nivel creativo y corporal, con sensaciones y cualidades que nunca había visto en su movimiento, lo cual me hace evidenciar cada construcción y manifestación de los procesos que he tenido la fortuna de ver y acompañar en su cuerpo móvil. En este lugar también hemos vivido incontables momentos de conexión psíquica y de conversación, en que analizamos qué pasan con las creaciones ajenas, cómo intervenir las pautas que nos otorgan, qué aspectos enriquecen las propuestas, cómo salir de lo sobre explicativo, cómo afectan nuestras disposiciones espaciales, qué pasa con el otro, cómo exponemos nuestro arte en la dimensión de lo cotidiano. Son y seguirán siendo preguntas que nos inquietan como dupla, que tendrán un lugar valioso en nuestra futura creación.
Por último, hemos venido manifestando juntas nuestro carácter corporal en el Ensamble de Danza Contemporánea “Diamond” dirigido por el maestro Yovanny Martínez, quien ha explotado las minas corporales y sensoriales de Caro. Gracias al desarrollo de este proceso Carolina ha permitido que salga una artista con un aura genuina de liderazgo y dirección, que ha logrado establecerse en este espacio con mucho rigor y presencia. Lo que me hace sentir que cuando mi cuerpo se junta con el de Caro hay una catarsis espacial, dimensional y emocional que nos permite converger en la misma sintonía de creación, allí surgen nuestras revelaciones personales y profesionales, que dialogan en pro del quehacer. No veo a Caro solamente como una compañera con la que disfruto estar en el mismo espacio, sino como una par que siempre será elemental para mi sistema escénico, como ya lo había mencionado antes, ella es el organismo que le permite a todo tener un espacio en la realidad.
Estar al lado de Caro es sinónimo de realización, de éxtasis, de amor, de fabular, de carácter y noción de hermandad, de salvavidas, de colosal, de tiempo sagrado, de apostar por lo imposible. Lo cual me hace pensar que Carolina honra la etimología de su nombre, es una mujer fuerte y valerosa.
Espero seguir contagiándome de sus afectos, de su sensibilidad, de sus formas de arder, de sus imágenes creativas, de cada lúcida idea que pueda llegar a tener, de todo lo que me haga seguir sintiendo a Caro como artista, productora y bailarina, y en el sentido más profundo de estás palabras, a Caro como persona.
Te adoro Krito.

HUMBERTO CANESSA

La Carrera de Artes Escénicas de la Pontificia Universidad Javeriana tiene tres ejes transversales que son el estudio del performance, la improvisación y sobre todo la educación somática que nos permiten visualizar a un egresado que tiene como meta el desarrollo de sus capacidades creativas más allá de la ejecución puramente para la danza o el teatro, sino más bien a un artista integral que se destaca por su capacidad de ser un investigador permanente, que logra escuchar(se) en sus impulsos más personales y transforma sus propias debilidades en fortalezas y en oportunidades para conocerse mejor y desde ahí construir un discurso sólido, conmovedor y potente.


Cuando pienso en Carolina Restrepo (Caro) me doy cuenta que su proceso la ha conducido por un camino a veces duro hasta tortuoso que ha hecho que ella se confronte y luche con sus propias creencias, sus propios miedos y bloqueos, para convertirla en una artista escénica fuerte, creativa y sobre todo comprometida con cualquier proceso que se le presente en su carrera; más allá de que su formación desde muy pequeña en la danza, tanto en ballet como en jazz, le facilitara ciertas materias, sobre todo técnicas, ella siempre se adentra en la aventura de su formación con avidez de conocimiento, con curiosidad, con un alto nivel de exigencia (que podía a veces jugar en su contra), pero sobre todo con mucha perseverancia y disciplina.


Para mí como profesional de las artes escénicas, más que como profesor, siento aprecio y cercanía con estudiantes como Carolina que se caracterizan por su constancia, por el rigor y el deseo de superación. Es una manera de atender a mis futuros colegas y reconocer en ellos su enorme deseo de observar su propio cuerpo y el oficio teatral desde esa perspectiva de “comprender” que nos señala Max Neef en el texto el Acto Creativo: “se aprende de uno mismo”, se confirma la credibilidad que da a nuestro quehacer, estar abiertos a esa verdad de nuestro cuerpo que nos sensibiliza y nos hace más perceptivos de nuestra propia evolución, aprendiendo de paso, de que este proceso será así por siempre, a lo largo de toda la carrera profesional.


Carolina Restrepo llegó al Laboratorio de Composición Coreográfico en el segundo semestre del 2022, algo curioso ya que no había cursado ninguna otra materia conmigo, esta clase busca que el estudiante se sumerja en su propia historia e indague desde allí sus impulsos creativos. En esta clase antes de hacer coreografía se debe hacer corpografía en primera persona. Con este principio de investigación se establece una comunicación con el estudiante donde se puede exaltar su capacidad de crear dramaturgia del movimiento y desde ahí construir un discurso consistente que pueda ser defendido en el escenario. En este proceso pude notar la gran sensibilidad de Carolina y definir con ella sus inquietudes como creadora. Este proceso puede ser muy revelador y al mismo tiempo muy intimidante ya que estamos acostumbrados a crear desde afuera, desde los referentes externos, desde los estilos de danza o movimiento y no necesariamente desde nosotros y nuestras percepciones más profundas, tendemos a obviar lo que sentimos o pensamos o creemos.


Caro se enfrentó a todo esto con valentía pero con cierta timidez, es así que fue muy interesante y enriquecedor que para el segundo semestre del 2023 volviera a matricular el Laboratorio y se diera el permiso de ir más profundo y lograr tocar ideas, temas y conceptos que podían lastimarla pero que requerían sanación, Con esto ella logra mejorar sustancialmente su manera de estar en escena como ejecutante y su compromiso con el discurso creado fue muchísimo más intenso y verdadero que en la primera ocasión. Esto le dio mejores herramientas de creación como coreógrafa y le aportó una mayor credibilidad ante sí misma y ante sus pares, a los que debía dirigir.


Carolina en definitiva es de esas jóvenes artistas que antes de serlo han aprendido a reconocerse en su humanidad, como persona, ser sensible e imperfecto. En medio de su gran convicción de que la danza es lo suyo, existe una humildad que antecede cualquier demostración del ego y su disposición para el aprendizaje, su habilidad para estar siempre atenta, su aspiración de conocimiento la convierten en un estudiante aplicada y resuelta, que sabe que la norma radica en “mantener vivo el fuego del deseo” y con ello mantener fuerte el impulso creativo.


Para el año 2023 tuve la suerte de tenerla como parte del grupo de ejecutantes-creadores del Ensamble Interdisciplinario de Danza Contemporánea al que titulamos “In-nOcenS”, donde tratamos el tema de la explotación sexual y comercial de niños, niñas y adolescentes (ESCNNA) Durante todo el proceso de creación Carolina hizo gala de una gran calidad técnica pero sobre todo de una enorme convicción y generosidad del papel que tiene como artista al ser un activo social que crea reflexión y busca ser crítica con los acontecimientos actuales. Trabajar con ella es algo que fluye fácilmente pues en medio de su atención y su exigente nivel de calidad es una persona colaboradora, con una actitud proactiva con el proceso en cada una de sus etapas, tanto en el trabajo de mesa, como en la creación misma. Con ella se puede tener la tranquilidad de que su resultado estará marcado por la excelencia ya que es lo suficientemente autocrítica y rigurosa consigo misma para asumir correcciones, pautas y valoraciones de su trabajo, pero además es muy buena colaboradora, sabe muy bien darle espacio al trabajo en equipo y reconocer que su éxito es el de todo el proyecto.


Para el primer semestre del 2024 finalmente Caro matriculó dos clases técnicas conmigo: Danza Moderna compartida con Ballet y Técnica de Jazz compartida con Tap. En estas dos materias pude observar más detenidamente su desarrollo técnico y también comprender de una manera más clara y palpable los alcances que tiene este proceso de formación que se ofrece en Escénicas de la Javeriana, en la actitud y audacia investigativa de ella como estudiante y la alegría además de constatar de que en realidad si es posible encontrar una determinación, una claridad a la hora del entrenamiento técnico sin perder de vista mi desarrollo, capacidades, metas y objetivos. Todas las cualidades que un profesor aprecia y agradece de un estudiante, por sobradas razones, representan a Caro Restrepo y su manera de estar presente. Ella es un muy buen ejemplo de que la constancia y la disciplina son la clave para llegar tan lejos como se quiere, no importa si estás en el estudio técnico, en la creación coreográfica, en el ensayo o el escenario Carolina sabe cómo focalizar su energía y ofrecer lo mejor de sí para lograr ese alto nivel que tiene como finalidad.


Querida Caro me siento agradecido de haber podido compartir contigo parte de tu proceso y evolución como bailarina y artista escénica. Ojalá que siempre puedas mantener viva esa pasión que hoy te ha llevado a concluir con tus estudios, esto sólo es el principio de una larga carrera de éxito, si te logras mantener firme y posesionada en tus propios objetivos. Yo sólo he sido un poco de aire en tus alas, tú has logrado darle fuerza y potencia a tu propio vuelo.


HUMBERTO CANESSA ULLOA
Profesor Cátedra Carrera de Artes Escénicas Pontifica Universidad Javeriana de Bogotá

MARÍA PAULA FRANKY

A Carolina la conocí desde que inicié como docente de producción en la universidad. Nunca la tuve en mi clase, pero corrí con la suerte de contar con ella en diversas ocasiones como monitora de nuestra temporada de artes escénicas. Recuerdo que llegué perdida, con muchas decisiones, labores y gestiones que este trabajo requiere y encontré en Caro un respaldo muy valioso. Una sonrisa, una complicidad, una tranquilidad en equipo. Siempre estaré agradecida por encontrarla en el caos, para regalarnos un poco de su calma.


Su desempeño ha sido ejemplar y su presencia en los equipos ha marcado una diferencia significativa. Carolina no solo muestra un profundo compromiso en cada tarea que emprende, también su carácter organizado le permite abordar cualquier proyecto con precisión y eficiencia, cumpliendo con las expectativas y frecuentemente para mí, superándolas.


Mientras recorría los pasillos de la facultad, podía apreciarla también como bailarina en sus clases y muestras, y allí entendía cómo este aspecto de productora se enriquecía con su sensibilidad artística.


Admiro profundamente a quienes son hábiles para comunicar, liderar y sobresalir en los equipos sin necesidad de alzar la voz o imponerse. Esa es Caro. Su presencia es una mezcla de seguridad y serenidad que inspira a quienes la rodean. Con pocas palabras y con acciones firmes y claras, logra transmitir confianza, dirección y apoyo. En los momentos más exigentes de la temporada, ha sido una mano amiga, ofreciéndonos oportunamente sus conocimientos y habilidades.


Ahora que llega su momento de graduarse y salir al mundo profesional, le deseo un camino lleno de oportunidades para aprender y re conocerse como artista. Un camino lleno de retos que la apasionen para enfrentarlos con su talento. Le deseo conexiones vitales con el universo y equipos maravillosos que disfruten de su auténtica manera de ver el mundo. Y por supuesto le deseo una vida llena de pasión para seguir involucrándose en los proyectos con ese nivel de honestidad, compromiso y goce profundo.


Sé que Carolina será muy extrañada en nuestra comunidad, pero también estoy convencida de que, como bailarina, gestora, productora y artista integral, tiene un futuro brillante.


El mundo artístico ahora cuenta con un gran talento listo para expandirse, espero tener la suerte nuevamente de encontrarla, ahora como colega.


Atentamente,


María Paula Franky Martínez.